"...hizo poner tres globos en campaña
que, siguiendo del águila las huellas,
llevaran su real nombre a las estrellas."
(José Villena Clavijo, del canto "La Máquina Aerostática", 1783)

EL HOMBRE QUE QUERÍA VOLAR

Una ciudad, o sus habitantes, se hace mayor cuando los que la pasean no se alteran por la sirena de una ambulancia, o no elevan la vista al cielo cuando lo surca un avión.

Diego Criado del Rey Sáez (amigo, compadre) eligió una extraña profesión: pintaba el cielo de colores. Y así es como conseguía que a veces Valladolid se hiciera más niña, cuando los paseantes mirábamos a un cielo por el que volaba un globo aerostático. El día ya era otro, había algo distinto en el aire, habíamos contemplado algo inusualmente hermoso.

Durante unos días de otoño del pasado año ese milagro se multiplicó, y el cielo vallisoletano se llenó con la sorpresa de colores y los rugidos de quemador de una docena de globos. El empeño de Diego había traído a la ciudad el XXV Campeonato de España de Aerostación. Había corrillos de gente detenida en las calles mirando a lo alto. El comentario cómplice esos días era "¿has visto los globos?".

Además de traer globos a nuestro cielo llevó su aerostato a otros lugares, tan especiales y extremos como él. Voló sobre el Polo Norte y se asomó al Polo Sur para intentarlo. Desde la barquilla de mimbre contempló la sombra de su globo acariciando las dunas de Marruecos o las olas del Mediterráneo. Ganó regatas en España y prestigio en todo el mundo. La tribu de globeros ya hablaba de él como un personaje singular.

Todo ello era el resultado de una tenacidad muy suya, que le llevó a perseguir durante años el sueño de crear y consolidar una empresa dedicada a la aerostación comercial y deportiva, la única en Castilla y León.

Pasó meses esperando a que se resolvieran los problemas burocráticos que le impedían examinarse para obtener el título de piloto. Durante ese tiempo, el salvapantallas de su ordenador proclamaba "¡quiero volar!"

El sueño tomó forma y se elevó como uno de sus globos, calentado por un esfuerzo terco, que le llevó a conseguir contratos de promoción publicitaria con importantes firmas o a proporcionar vuelos a cientos de personas que querían experimentar la sensación de desplazarse en el viento.

En su cuaderno sumaba quinientas cincuenta horas allí arriba. En 2004 moría en un accidente que costó la vida a otros dos pasajeros de su sueño. El cielo de Santiago de Compostela, que tanto sabe de llantos, vio emborronarse el asombro de los colores.

María y sus tres hijos, sus padres y hermanos, todos los que le hemos querido, nos sentimos ahora vaciados de su forma de disfrutar, su voz al cantar, sus exageraciones... pero qué suerte haberle conocido.

Necesitamos de soñadores que nos hagan mirar arriba.
 

Sinclair

VALIENTE

Conocí a Diego ya en los últimos tiempos cuando se dedicaba profesionalmente a los viajes en globo y volé, con él de piloto, en un par de ocasiones. Le encontré un chico abierto, audaz, apasionado con su trabajo y con el preciado y envidiado empuje de los valientes.

Andaba siempre muy liado y con múltiples historias y avatares que atender. Era todo vitalidad y afán por la vida. No podía remediar implicarse en cualquier actividad que oliera a aventura, a relaciones con la gente, a amistad, a iniciativas novedosas. Era todo inquietudes.

Emprendedor, audaz y tunante (por lo de la tuna, claro), era de esos escasos ejemplares que llevan en el corazón a su familia y amigos y en las venas la sangre de los valientes, sangre que se nos heló a todos al conocer que se había derramado en una última aventura.

Él soñaba con la aventura,
tenía ideas de aventuras mil,
era un caballero aventurero
y ejercitaba esa pasión como si fuera aquél caballero andante que todos conocemos,
para irse por todo el mundo con su globo y sus trastos,
a llenarse de aventuras
y a ejercitarse en todo aquello de lo que él, sin duda, se habría impregnado en su infancia y juventud y;
aunque sin necesidad de deshacer todo género de agravios como aquél caballero,
ni de ponerse en ocasiones y peligros insensatos,
sí que quiso que la aventura le llenara de satisfacciones.
Y lo consiguió.

Sin pretenderlo ni esperarlo,
y en el breve tiempo que la vida le regaló,
ha llegado a cobrar eterno nombre y fama en nuestras tierras,
en nuestras vidas
y en nuestros corazones.

Naciste por querer del cielo en este tu querido Valladolid
y tuviste que morir
por el absurdo querer de la siempre cruel fatalidad.

Llegó para ti el tiempo de morir,
que nunca debió haber llegado.
Muerte estúpida y violenta,
muerte que te sorprendió en tu globo,
muerte que no esperabas,
muerte que no te merecías,
muerte que no debió ser así.
Muerte,
¿Por qué te llevas a los valientes?

Vida
¿Por qué no te impusiste devolviéndole el aliento con que tan apasionadamente te amaba?
¡Mondo cane!

Charli, delta, wisky, eco,.............

Ecos de tristeza que dejan asoladas vidas e ilusiones en los tuyos
y un nostálgico recuerdo en aquéllos que te conocimos,
más o menos,
de cerca o de lejos;
pero a los que, sin lugar a dudas,
nunca dejará indiferente el paso de un valiente.

¡ Diego, El Partido de los Valientes te recordará siempre !

Un saludo,
www.partidodelosvalientes.com

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Dos correos electrónicos enviados por el Maese Calorías de la Tuna de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid contando las experiencias que tuvo con Diego cuando coincidieron en la mili. Aquí

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Ya tenemos vídeos en los que aparece Diego.

Se trata de los documentales sobre las expediciones a los polos y un programa sobre aventureros de la Televisión de Castilla y León.

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